Hace unos años, los jugos de frutas y verduras frescas se presentaban como una panacea para usar de manera desmedida. Por supuesto, estos jugos crudos son de mucho mejor calidad que los jugos pasteurizados comerciales, nosotros mismos tenemos varios extractores jugo en nuestra casa, e incluso comercializamos nuestro propio extractor de jugo Biovie.
Cada año, con la llegada del primavera o después de períodos de fiestas bien cargadas, veo crecer el entusiasmo en torno a las curas de jugos. La idea es, por supuesto, seductora: ofrecer a su cuerpo una pausa, purificarlo, fortalecer su sistema inmunológico y revitalizarlo gracias a una infusión de vitaminas y minerales. Pero, en Biovie, nuestra misión es no conformarnos con las ideas preconcebidas sin cuestionarlas. La idea es adherirse a los avances de la ciencia también. Es por eso que siempre exploramos los nuevos descubrimientos científicos para comprender mejor la complejidad de lo vivo.
Es con este espíritu que descubrí un estudio recién publicado en la revista científica Nutrients por un equipo de investigadores dirigido por María Luisa Savo Sardaro. El título es preciso: "Efectos del zumo de verduras y frutas en la composición del microbioma intestinal y oral.. En otras palabras, se centra en el impacto de las curas de jugos en un actor esencial de nuestra salud que tanto apreciamos: nuestro microbiota. Y lo que los autores han descubierto nos lleva a la reflexión.
El estudio desglosado: cuando la ciencia se centra en nuestros jugos
Esta investigación examinó los efectos de un régimen de intervención a corto plazo, principalmente basado en jugos de verduras y frutas frescas, sobre la composición del microbiota de la boca y del intestino de varios participantes. Los resultados fueron particularmente elocuentes en relación con dos áreas distintas de nuestro cuerpo.
Primero, el microbiota oral. Los investigadores han observado cambios significativos en la composición de las bacterias presentes en la saliva y en las mejillas. Más específicamente, han notado un aumento de familias de bacterias potencialmente proinflamatorias. Incluso hubo una disminución de la familia de los Firmicutes y un aumento de las Proteobacterias, un desequilibrio a menudo asociado con problemas de salud bucal. Es un punto sorprendente, ya que a menudo tendemos a descuidar el impacto de los jus en nuestra flora bucal.
Luego, el microbiota intestinal. Los resultados en este punto son más matizados, y es aquí donde el análisis es más interesante. El estudio no detectó cambios significativos en la composición global del microbiota intestinal de los participantes. Sin embargo, al examinar más de cerca, los autores constataron que ciertos taxones bacterianos específicos, es decir, tipos de bacterias muy particulares, vieron aumentar su abundancia relativa. Y estas bacterias son aquellas "asociadas con la permeabilidad intestinal, la inflamación y el declive cognitivo". Es un punto fundamental: aunque la cura de jugo no alteró el equilibrio global de la flora intestinal, fue suficiente para estimular el crecimiento de bacterias potencialmente problemáticas.
Análisis y matiz: la sabiduría de lo viviente
Entonces, ¿por qué una bebida hecha de frutas y verduras, que se supone que es sinónimo de vitalidad, puede tener estos efectos ?
La respuesta se encuentra en un elemento clave que falta gravemente en los jugos: la fibra.
El proceso de extracción de jugo tiene como consecuencia la eliminación de la mayor parte de las fibras insolubles presentes en las frutas y verduras enteras. Ahora bien, son estas fibras las que constituyen el alimento de elección para las "buenas" bacterias de nuestro microbiota.. Al eliminarlos, nos quedamos con una bebida con un alto contenido de azúcares naturales pero sin el "contrapeso" de las fibras para ralentizar su absorción. Es este desequilibrio entre un alto aporte de azúcar y una casi ausencia de fibras lo que favorece la proliferación de bacterias proinflamatorias en la boca y el intestino.
Para mí, este estudio es una validación científica de la filosofía Biovie que es ofrecerle los alimentos más crudos posibles. La naturaleza nos ofrece frutas y verduras en un equilibrio perfecto, donde los azúcares están atrapados en una matriz de fibras. Es este conjunto el que permite una digestión armoniosa y que nutre de manera óptima el ecosistema bacteriano de nuestro cuerpo. Romper este equilibrio al eliminar la fibra es privar a nuestro cuerpo de un aliado valioso.
Por supuesto, es esencial matizar. Otros estudios han mostrado efectos beneficiosos o neutros de los jugos 100% de frutas y verduras frescas sobre la salud, especialmente en lo que respecta a la protección del sistema cardiovascular. Lo importante no es demonizar los jugos, sino entender que no constituyen un sustituto completo de los alimentos enteros y queuna cura de jugo desintoxicante estricta 100% a base de jugo puede no ser la solución ideal para el microbiota.
Mi consejo: priorizar el alimento entero, vivo y orgánico, y utilizar los jugos además de nuestra alimentación.
Esta nueva perspectiva nos invita a repensar nuestro enfoque de la vitalidad y de la "desintoxicación". La idea no es abandonarlo todo, sino adoptar métodos que respeten la complejidad del vivo.
Para ilustrar mi argumento, me gustaría destacar las diferencias entre los distintos enfoques líquidos y sólidos. Primero, están los jugos de frutas y verduras. La extracción de jugo tiene como consecuencia la eliminación de la mayor parte de las fibras insolubles.. Esto es lo que explica que su contenido de azúcar, aunque natural, esté concentrado y que su absorción sea rápida. Este desequilibrio puede tener un impacto potencialmente negativo en el microbiota al favorecer la proliferación de bacterias proinflamatorias.. Es también por eso que proporcionan una muy baja saciedad. Sin embargo, los jugos siguen siendo muy interesantes a mis ojos para necesidades específicas y puntuales, como aportar una nutrición masiva en caso de déficits. Pero en mi caso, los mantengo además de mi alimentación, y nunca hago curas de jugos de varios días.
Luego, una alternativa saludable al consumo de jugo es la de batidos. (esta es la estrategia que he adoptado durante años, con un batido matutino de plátanos orgánicos, espirulina, frutas rojas orgánicas congeladas o polvo de baya de açaiAl mezclar la fruta o la verdura entera, se preserva la totalidad de sus fibras, su pulpa y sus nutrientes. Es una forma perfecta de consumir superalimentos y cuidar de su microbiota de manera suave. Las fibras conservadas permiten diluir la concentración de azúcar, reducen las sensaciones de hambre y ofrecen una saciedad mucho más elevada.. Es por eso, por ejemplo, que los superalimentos contenidos en el programa Duración de vida (crudo y orgánico) están respaldados por fibras, principalmente salvado de arroz y cereales. sin gluten.
Pero más allá de los batidos, mi convicción profunda es que nada reemplaza el alimento vivo, entero y orgánico. Masticar una manzana, morder espinacas frescas o saborear una pera, es ofrecer a nuestro sistema digestivo un trabajo natural. Es el enfoque óptimo, ya que la naturaleza nos da alimentos en un equilibrio perfecto. Su composición integral es la mejor fuente de fibra para un efecto óptimo y positivo en nuestro microbiota, con una absorción lenta y moderada de los azúcares. El alimento entero ofrece de lejos la saciedad más alta, confirmando que la sabiduría reside en respetar el alimento en su totalidad.
Una "cura" eficaz consiste simplemente en privilegiar una alimentación rica en productos no procesados, en verduras orgánicas y en fibra, mientras se hidrata con agua o infusiones drenantes.
Conclusión: lo vivo, en toda su complejidad
Este estudio nos recuerda una cosa esencial: la complejidad de lo vivo no puede ser simplificada. Las curas de jugos, por bien intencionadas que sean, pueden romper un equilibrio natural. Para una vitalidad duradera y una salud óptima, la verdadera sabiduría consiste en respetar los alimentos en su totalidad, como la naturaleza nos los ha ofrecido.
Preguntas Frecuentes: ¡Sus preguntas, nuestras respuestas para una salud digestiva óptima !
¿Son realmente efectivas las curas de jugo para la desintoxicación ?
La ciencia es matizada en este tema. El cuerpo se "desintoxica" naturalmente gracias a dos órganos emuntorios principales: el hígado y los riñones, así como a través del sistema linfático y la circulación sanguínea, que apoyan la eliminación de toxinas. Si bien los jugos aportan nutrientes, la ausencia de fibra puede alterar el microbioma, que desempeña un papel clave en la eliminación de desechos. El enfoque más eficaz para apoyar el proceso de desintoxicación es tener una alimentación saludable, equilibrada y rica en fibra, y evitar los productos procesados y el alcohol.
¿Pueden los jugos de frutas y verduras dañar la salud intestinal ?
Según un estudio reciente publicado en la revista Nutrientes, Sí. El estudio reveló que el consumo de jugos, debido a su bajo contenido de fibra, puede favorecer el aumento de bacterias asociadas con la inflamación y la permeabilidad intestinal, perturbando así el microbioma.
¿Cuál es la diferencia entre un jugo y un batido para el microbiota ?
La diferencia principal radica en la presencia de fibras. Los jugos, obtenidos por extracción, eliminan la pulpa y las fibras insolubles de las frutas y verduras crudas, elementos esenciales en una dieta vegetal para apoyar el microbioma intestinal. Los batidos, al mezclar todos los ingredientes, conservan estas fibras, que actúan como un prebiótico natural para las buenas bacterias de nuestro intestino.
¿Cómo optimizar mi salud digestiva si hago una cura de desintoxicación ?
Para una salud digestiva óptima, priorice los alimentos enteros y los batidos sobre los jugos. Integre alimentos ricos en fibra como las verduras de hoja verde (espinacas, col rizada), las frutas enteras (manzanas, peras, bayas) y las grasas saludables (aguacates). También puede consumir alimentos fermentados como el chucrut o el kéfir, y reducir los productos procesados y el exceso de azúcar.
¿Existen riesgos al consumir ciertos jugos de vegetales detox ?
Sí, en caso de consumo exclusivo y prolongado, especialmente durante una cura de jugos prolongada. Algunas verduras como las espinacas, el ruibarbo o la remolacha son ricas en ácidos oxálicos. Su consumo excesivo en forma de jugo concentrado puede, en algunas personas predispuestas, favorecer la formación de cálculos renales.